Una mujer estaba acompañando en el hospital a su esposo, quien salía del estado de coma en que había caído después de varios meses.
Ella había permanecido a su lado todos los días esperando su recuperación y cuando finalmente volvió en sí, él le pidió que se acercara, con lágrimas en los ojos:
- Querida, has estado conmigo siempre en las malas:
- Cuando fui despedido, estabas ahí para apoyarme.
- Cuando quebró mi negocio, estabas ahí.
- Cuando me dispararon, continuaste ahí.
- Cuando perdimos la casa, permaneciste conmigo.
- Cuando mi salud comenzó a fallar, seguías a mi lado.
- ¿Sabes qué?
- Dime, mi vida…
- Creo que me traes mala suerte.
jueves, 24 de abril de 2008
Dime mi vida...
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A alguno le tardan en hacer efecto mucho tiempo los venenos
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