lunes, 17 de marzo de 2008

Ayuda al prójimo

Yo iba caminando con mi mujer por la calle cuando de pronto vimos a una criaturita delgada, con sus ropas completamente rasgadas:


Ante semejante escena sentí un dolor que me paralizó, el espectáculo era realmente estremecedor.

De repente nació en mí el instinto de cobijarla, de brindarle aunque más no fuera un poco de cariño, algo de calor humano. Quise abrazarla y llevarla a casa, pero mi mujer no tiene corazón, se negó, y la tuve que dejar ir, sin poder hacer absolutamente nada.

Sólo le saqué una foto cuando se alejaba…





2 comentarios: